Queremos compartir todo lo que aprendimos acerca de esta producción artesanal que refleja el corazón y el alma de la artesanía auténtica: son mucho más que simples piezas para tu mesa, son testigos de una tradición, un tributo a la dedicación artesanal y a la conexión con la tierra.
Cada una de estas piezas es creada a mano, una por una, con una impresionante atención al detalle que comienza desde la recolección misma de la hoja de carandillo. Esta hoja, proveniente de plantas que alcanzan alturas de más de 2 metros, es recolectada por un grupo de artesanas que se adentran en el monte formoseño. Ellas no solo ven en su trabajo una expresión de su cultura y su identidad como mujeres originarias Pilagá, sino también su principal fuente de ingresos.
La historia de Natalia, autora de estas pieza, comienza desde temprana edad. Creció junto a sus hermanas, observando a su madre tejer sus artesanías cada mañana antes de que iniciara el horario de la escuela, y a los 8 años, comenzó a hacer las propias. Ella vive en Pozo del Tigre, Formosa, a 1.386 km de Buenos Aires.
El proceso de fabricación de este producto es un trabajo de amor y colaboración. Las artesanas trabajan en conjunto, apoyándose unas a otras y siguiendo las creencias y tradiciones de su comunidad. Cada diseño es pensado con cuidado para encontrar su lugar en tu mesa, creando un ambiente único y acogedor.
Platos de sitio, bandejas, cestos, macetas, lamparas. Ellas tienen una creatividad infinita a la hora de crear a partir del Caranday. Recolección, secado, teñido y luego llega la confección de cada pieza.
Al elegirlos para que sean parte de tu hogar, no sólo estás comprando el producto en sí, sino que también estás apoyando todo un universo de cultura, tradición y trabajo; es un gesto de aprecio y reconocimiento hacia la labor de estas mujeres.
Te invitamos a descubrir la esencia artesanal y a ser parte de esta hermosa historia que trasciende el tiempo y el espacio.