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OLYMPUS DIGITAL CAMERAAquellos utensillos de cocina típicos del Renacimiento, lejos de extinguirse, resurgen en nuestra época para la elaboración de platos gourmet. Este es el caso de la olla de cobre que, con sus múltiples propiedades, aparece en los hogares para la preparación de las deliciosas cazuelas.

Las cazuelas de por sí, nos remiten a un plato en el que se empleó un largo tiempo de cocción. De ahí la importancia de la olla de este material dado que el cobre resulta uno de los principales conductores de calor. Esta característica, permite evitar el uso de llamas muy altas o de precalentar la olla antes de su cocción. Y convierte a este utensillo en instrumento ideal para la preparación de salsas y platos delicados que necesiten ser cocinados a temperaturas estrictamente controladas.

En este sentido, el cobre no debe calentarse demasiado: no debe superar los 220 grados centígrados, siempre a fuego “corona”, que es un fuego mediano casi bajo, como si se estuviese por apagar la llama. A mayor temperatura, el cobre podría liberar oxidantes que podrían ser tóxicos para los alimentos. Otro secreto para evitar este tipo de inconvenientes es que la olla de cobre esté revestida con otro metal que no sea reactivo al cobre, como el acero inoxidable por ejemplo.

La cocción uniforme que permiten las ollas de cobre las convierte en instrumento infalible para la preparación de mermeladas, cremas y confituras, como así también de paellas o tartas. De hecho, se la valoriza aún más por su propiedad de mantener mucho más vivos y brillantes los colores de los vegetales y mermeladas.

Aun así, resulta importante saber cómo cuidar este material para evitar que desprenda esos oxidantes mencionados. En tal caso, se recomienda rociar la olla con limón, echarle sal encima y lustrar con virulana. Luego, lavarla con bastante agua y secarla bien.

Otra receta casera para la limpieza de la olla es pasarle un paño con vinagre, cubrirla con pasta de tomates y después fregarla. O también hacer una mezcla de jugo de limón y bicarbonato de sodio (en partes iguales) y pasarlo con un paño suave para frotar las manchas.

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