Las viejas costumbres cafeteras como el de pedir un cortado con los dedos “entrecerrados” en los cafetines de Buenos Aires, están siendo dejadas de lado en detrimento de los nuevos hábitos que comienzan a revalorizar el café.
Todo empieza a cambiar desde hace dos décadas teniendo como pioneros al Establecimiento General de Café, que por más de diez años proveyó blends y cafés de orígenes seleccionados a bares de baristas: lugares muy pequeños con tinte artesanal que se dedican al café de calidad y generalmente, son atendidos por entendidos del tema, tal es el caso de Lattente, Full City House y Coffe Town.
De acuerdo a los datos que arroja la Cámara Argentina de Café, nuestro país consume un kilo anual por persona. En Estados Unidos ya se habla de una “tercer ola” del café, asociada al surgimiento de este como bebida bursátil y amplia, con la aparición de los locales Starbucks, ecos de un fenómeno que también llega a Buenos Aires.
Hoy en día, los menúes de restaurantes y confiterías incluyen desde un ristretto de origen indio hasta un espresso elaborado con granos recién tostados. Los baristas se han convertido en la esencia misma de muchos sitios gastronómicos, artesanales y gourmets. Muchas confiterías tienen sus propias tostadoras, importan sus granos exclusivos y eligen los diversos modos de elaboración según el grano. Las nuevas tendencias que traen las grandes cadenas internacionales van marcando el camino a seguir.
Pero no sólo en el ámbito comercial, se puede visualizar esta ola del consumo de café. En los hogares, cada vez son más las cafeteras de primer nivel que preparan un delicioso gran cru y hasta se pueden observar diferentes técnicas sobre cómo servir el café y qué tipo de pocillos utilizar para mantener la temperatura correcta. De hecho, las típicas cadenas de cafeterías ofrecen dentro de su venta al público, todo tipo de granos para consumo personal.
La moda del café está instalándose de tal modo que esta infusión permite ser un placer para el consumidor pero también un arte para quienes saben apreciarlo.
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